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Ejercicio físico y diabetes tipo 2

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS): “La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que acontece cuando el páncreas no produce suficiente cantidad de insulina o cuando el organismo no puede utilizar con eficacia la insulina producida.” Es la alteración endocrina más frecuente, y se presenta en dos formas básicas:

  • Diabetes mellitus tipo I. Se caracteriza por una ausencia total o casi total de la producción de insulina en el páncreas.
  • Diabetes mellitus tipo II. El organismo no puede utilizar la insulina con eficacia. Las personas con diabetes tipo 2, muchas veces pueden controlar su situación con sólo medidas encaminadas a mejorar su estilo de vida.

La mayor parte de las personas con diabetes, lo son de tipo 2, siendo destacable que haya más mujeres que hombres. Aunque son características de la diabetes la excesiva micción, la sed y la fatiga, muchos diabéticos no tienen síntomas, y son diagnosticados tras años de haberse iniciado la enfermedad.

Otros autores como Grundy, nos dice que “La Diabetes Meilltus tipo 2 es un síndrome caracterizado por trastornos metabólicos generalizados, en el que el factor dominante, es una hiperglucemia crónica.”

Las muertes anuales directamente atribuibles a la diabetes son, según la OMS, 3.200.000, esto es, 6 muertes por minuto.

Según González Aramendi: “El estilo de vida personal condiciona el desarrollo o no de diabetes tipo 2. La caída de la actividad física laboral, doméstica y en el transporte, y el acceso fácil a una gran variedad de alimentos, muchos de ellos muy energéticos y ricos en azúcares y grasas saturadas, hace que, el balance calórico sea positivo para gran parte de la población.”

La actividad física regular resulta fundamental para mantener un adecuado equilibrio metabólico. Desde el punto de vista metabólico, el tejido muscular es, mucho más activo que el tejido graso.

Siguiendo la misma línea, Jenning y colaboradores: “En múltiples estudios realizados se ha demostrado que la actividad física sistemática, aporta beneficios en la salud fundamentalmente en pacientes diabéticos, debido al aumento de la actividad y contenido mitocondrial del músculo esquelético; lo cual mejora la sensibilidad a la insulina, además de un control más adecuado en las cifras de glucemia.”

El ejercicio mejora el control metabólico de la glucemia, la hemoglobina glicosilada y los lípidos, incluido el incremento de los niveles séricos de las lipoproteínas de alta densidad19. Esto condiciona una marcada reducción de la resistencia a la insulina y promueve el mejoramiento de los marcadores antiinflamatorios, lo que reduce las complicaciones micro y macrovasculares del diabético16.

La actividad física es una herramienta poderosa para prevenir y retrasar la diabetes tipo 2 en la población de riesgo, y en combinación con una dieta adecuada, resulta ser la intervención más efectiva para reducir la incidencia de diabetes en las personas de riesgo. La adhesión al ejercicio físico es clave para la prevención de la diabetes. Y lo es más aún para el tratamiento de la diabetes una vez establecida.

Es importante que la actividad física sea regular, ya que, tras sólo dos días de inactividad, disminuye el uso eficiente de la insulina. Las personas diabéticas necesitan, por tanto, hacer ejercicio de manera regular y como parte del tratamiento, ya que:

  • El ejercicio regular ayuda a normalizar tanto la tolerancia a la glucosa como la sensibilidad de los tejidos a la insulina.
  • El ejercicio físico puede mejorar el perfil de grasas en sangre y reducir la tensión arterial, con lo que se hacen menos probables las complicaciones cardiovasculares.
  • En los pacientes insulino-dependientes, puede reducirse sustancialmente la necesidad de insulina.

Debido a que pueden tener problemas de termorregulación, las personas con diabetes deben asegurar una adecuada hidratación, evitando el ejercicio en ambientes muy cálidos o fríos. Debe evitarse la práctica de ejercicio cuando:

  • La glucosa en sangre sea mayor de 250mg/dl con cetosis, o mayor de 300mg/dl sin cetosis.
  • La glucosa en sangre sea menor de 100mg/dl.
  • Haya cuerpos cetónicos en la orina.
  • La frecuencia cardiaca basal sea superior a 100ppm.
  • Haya infección aguda o fiebre.

La hipoglucemia constituye el mayor riesgo inherente al ejercicio físico en los diabéticos que toman insulina o hipoglucemiantes orales.

En caso de hipoglucemia los pasos que se han de dar son los siguientes4,7:

  • Parar el ejercicio y, si es posible, comprobar el nivel de azúcar en sangre.
  • Tomar algo de azúcar (10-20g) sólido o disuelto en agua (el chocolate no está especialmente recomendado).

Cuando se es inexperto o se está iniciando en el deporte, existe la posibilidad de que puedan sufrir una hipoglucemia de inicio tardío. Por ese motivo, cada vez que se comience una nueva forma de ejercicio o se introduzca algún cambio en la intensidad o duración del mismo, hay que analizar periódicamente la glucemia durante 12 horas después del ejercicio2.

Los programas de actividad física para las personas con diabetes, sin complicaciones graves ni limitaciones, deberían incluir ejercicios de resistencia, de fuerza y de movilidad, para mantener y mejorar la forma física cardiorrespiratoria, la muscular, la propia movilidad e indirectamente la composición corporal8,9. Se recomienda que el gasto calórico semanal por ejercicio físico sea de, al menos, 1000 kcal 8,9,10, 11.

Aunque para la mayor parte de los diabéticos se recomiendan actividades físicas de intensidad baja a moderada 12,13, también pueden realizar ejercicios a intensidades más altas 14,15, si las condiciones del paciente lo permiten. Otros autores insisten que; para que un programa de rehabilitación resulte eficaz, debe incluir ejercicios de moderada intensidad y un alto grado entrenamiento de fuerza, de tal manera que se obtenga una mejoría en la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza muscular y los diferentes parámetros físiológicos y bioquímicos20.

Los principiantes deben inicial su plan de ejercicio con actividades de 10 a 15 minutos de duración, e ir aumentando gradualmente la duración. Tan válido como realizar ese tiempo de manera continuada, es dividirlo en varias sesiones más cortas.

Para terminar, Márquez A y colaboradores, defienden que con lo que respecta al ejercicio aeróbico, éste va a mejorar el control de la glucemia, ayudará a mantener un peso corporal adecuado y va a disminuir el riesgo cardiovascular. Aconseja mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de moderada intensidad y/o al menos 90 minutos semanales de una actividad física vigorosa. La actividad física se debería distribuir en tres sesiones semanales mínimo y no deberían transcurrir más de dos días consecutivos sin actividad física. Mientras que por lo que respecta al entrenamiento de fuerza, si no existen contraindicaciones, debería comenzar con intensidades bajas o moderadas y seguir una progresión en función de la tolerancia de los sujetos.

Bibliografía

  1. González Aramendi, J. M. (2008). Prescripción del ejercicio físico en la diabetes (I). Arch. med. deporte, 209–215
  2. González Aramendi, J. M. (2008). Prescripción del ejercicio físico en la diabetes (II). Arch. med. deporte, 279-288.
  3. Organización Mundial de la Salud. Nota descriptiva Nº132. Septiembre de 2006.
  4. Powers A. C. (2005). Diabetes mellitus, En Principios de Medicina Interna de Harrison. McGraw-Hill Interamericana Editores SA. Translated from the sixxteenth English edition of Harrison’s Principles of Internal Medicine 16th ed by Dennis L Kasper, et al. The McGraw-Hill Companies, Inc.
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  7. Gordon N. F. (1993). Diabetes, Your Complete Exercise Guide. The Cooper Clinic and Research Institute Fitness Series. Human Kinetics.
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  11. Fletcher G.F., Blair S.N., Blumenthal J., Caspersen C., Chaitman B., Epstein S. (1992) Statement on exercise: benefits and recommendations for physical activity programs for all Americans. Circulation; 86: 340-4.
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  13. Yamanouchi K., Shinozaka T., Chikada K., et al. (1995). Daily walking combined with diet therapy is a useful means for obese NIDDM patients not only to reduce body weight but also improve insulin sensitivity. Diabetes Care; 18: 775-8.
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  17. Grundy SM. (2008). A changing paradigm for prevention of cardiovascular disease: emergence of the metabolic síndrome as a multiplex risk factor. Eur Herth J Suppl; 10 (suppl B): 16-23.
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  19. Kadoglou N.P., Iliadis F., Liapis C.D., Perrea D., Angelopoulou N., Alevizos M. (2007)- Beneficial effects of combined treatment with rosiglitazone and exercise on cardiovascular risk factors in patients with type 2 diabetes. Diabetes Care; 30 (9):2242-4.
  20. Madden K.M., Lockhart C., Cuff D., Potter T., Meneilly G.S.(2009). Short-tert aerobic exercise reduces arterial stiffness in older adults with type 2 diabetes, hypertension, and hypercholesterolemia, Diabetes Care; 32(9);1531-5.
  21. Márzquez A, Márquez T, Ramón S. (2011). Actualidad en ejercicio y diabetes tipo 2. Archivos de medicina del deporte, 188-198.

febrero 23, 2022

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